viernes, 4 de febrero de 2022

 LA VIOLACIÓN POR SUMISIÓN QUÍMICA

Hoy queremos poner de relieve el riesgo que supone para las mujeres, cuando están tomando una copa tranquilas y confiadas, que les pongan en la bebida alguna droga de las que anulan su  voluntad, pues acabarán sufriendo una agresión sexual o una violación,  de la que apenas recordarán nada en las horas siguientes, lo cual  dificultará el proceso de denuncia posterior.

Y no hace falta disponer de burundanga u otras drogas más difíciles de conseguir: basta con tener a mano benzodiacepinas (presentes en los somníferos), hipnóticos, analgésicos potentes, barbitúricos, etc. , que se consiguen con una receta médica y que mezclados con alcohol tienen un efecto sobre la voluntad de la víctima casi inmediato.

La sensación que relatan las víctimas es de un posible mínimo mareo y sentirse como si estuvieran en una nube, a veces dándose cuenta de lo que ocurre, pero sin poder hacer nada por evitarlo, por lo que no podrán en ningún caso manifestar su consentimiento.

Que esto ocurre con bastante frecuencia es de sobra conocido, y la recomendación que se hace a las mujeres también lo es: No te fíes de desconocidos, no sueltes la copa, cuidado con lo que haces…como si ellas fueran las que han de evitar, estando siempre alerta, las posibles agresiones.

¿Podemos evitar ser víctimas de unas drogas que anulan la voluntad pero que no tienen sabor, no tienen color y no tienen olor? ¿Cómo saber si a la bebida que estamos consumiendo se le ha añadido una mínima cantidad de una sustancia que puede ser como unas gotitas de agua, mucha menos cantidad que un cubito pequeño de hielo,  que actúa rápidamente y doblega tu voluntad?

Al no haber constancia por  parte de las mujeres víctimas de haber sufrido una violación a causa de la amnesia que producen los narcóticos, los jueces pierden la principal herramienta que necesitan para juzgar al agresor: el testimonio de la víctima. Recordemos que en la mayoría de casos de violación, no existen testigos, de manera que se enfrentan las declaraciones de agresor y víctima, que por lo general desarrollan versiones opuestas. Es por esto que la mayoría de violaciones realizadas con sumisión química acaban siendo juzgadas como abuso sexual.

Ni las mujeres son las  responsables de lo que les pueda pasar en esas situaciones, ni con su precaución  basta para evitar estas agresiones.

La lucha por la igualdad, por la  defensa de los derechos y libertades de las mujeres y el rechazo y la  denuncia de la violencia que se ejerce sobre ellas concierne a  toda la sociedad, a todas las personas que tienen el convencimiento de que los derechos humanos deben ser patrimonio del conjunto de la ciudadanía y están dispuestas a trabajar para que desaparezcan las desigualdades sexistas.

Por ello, la implicación de los hombres en la consecución de la igualdad y en la lucha contra la violencia que se ejerce sobre las mujeres deber ser como parte interesada, y no  como aliados,  desde fuera, en una posición más pasiva, como si la igualdad fuera un asunto y una preocupación de las mujeres donde ellos aportan  exclusivamente su  solidaridad.

 Deben tomar parte en ella como sujetos activos que se involucran, se organizan, buscan alianzas para hacer pública su posición frente a las desigualdades, para manifestar  su rechazo a los comportamientos machistas de los son testigos,  y que asumen su responsabilidad en el cambio, para el que es imprescindible que ellos asuman también una masculinidad que coloca la vida y los cuidados que se  requieren para  sostenerla en el centro de sus intereses.

El término sumisión química lo empieza a utilizar en una publicación científica en España el catedrático de Toxicología Manuel López-Rivadulla en el año 2008

Fuentes de Mossos d'Esquadra explican los aspectos policiales en una entrevista a Voz Pópuli

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Córdoba, 25 de enero de 2022