miércoles, 5 de marzo de 2025

Caminando hacia el 8 M

 

Manifestación 

Asamblea Feminista de Córdoba Yerbabuena estará en la Manifestación el próximo 8 M a las 18 h en la Glorieta Cruz Roja con nuestras reivindicaciones y energías.

Ven y participa!!!


Caminando hacia el 8 M
















 

PRESENTACIÓN

 JORNADAS SOBRE TRABAJO SEXUAL.
ROMPAMOS EL ESTIGMA


El trabajo sexual es un fenómeno en el que el género es determinante y los sectores del trabajo sexual suelen estar organizados atendiendo a las jerarquías patriarcales, raciales, clasistas y nacionalistas imperantes. Mayoritariamente, quienes venden servicios sexuales suelen ser mujeres, y quienes los compran, hombres. Además, la sexualidad se estructura principalmente en función de los sistemas de género. De ahí que el trabajo sexual haya ocupado un lugar central en el feminismo.

La colaboración entre trabajadoras sexuales y feministas comienza en diferentes países en los años 70 del pasado siglo, en España a partir de los 80. En las Jornadas del feminismo autónomo celebradas en Madrid en el 93 cuyo lema era “JUNTAS Y A POR TODAS”, se presentó el colectivo Hetaira que dio voz a las trabajadoras sexuales para que se expresaran como sujeto político. Este colectivo ha sido fundamental porque, por primera vez, hizo posible que las prostitutas se convirtieran en sujeto político y en interlocutoras ante la sociedad de sus intereses: denunciando las violación fundamentalmente desde la perspectiva de dos posturas ideológicas polarizadas: sus intereses: denunciando las violaciones de sus derechos, que son DDHH, y desvelando la hipocresía social y del Estado, que tiene como consecuencia una estigmatización intencionada.

Tanto dentro de las Ciencias Sociales como en el feminismo oficial predomina una excesiva rigidez intelectual y un sesgo moralista que ignora la enorme heterogeneidad de situaciones y vivencias de las prostitutas. En consecuencia, se refuerzan los tópicos y se naturaliza la discriminación, se las victimiza y se les niega la capacidad de agencia.

A pesar de que las identidades y experiencias de las personas que ejercen el trabajo sexual son diversas (en función, entre otras cosas, del sexo, la orientación sexual, la identidad de género, la racialización, la ciudadanía, el origen socioeconómico, el mercado del trabajo sexual, y de la intersección entre estos elementos), el tema se ha debatido

fundamentalmente desde la perspectiva de dos posturas ideológicas polarizadas:

La postura del feminismo abolicionista considera que el trabajo sexual es una forma de violencia contra las mujeres y que las trabajadoras sexuales son siempre víctimas, y carecen de capacidad de agencia. Propone penalizar a los clientes para así erradicarla.


El feminismo autónomo, en el que nos situamos nosotras, defiende que el trabajo sexual es una cuestión de elección y que las trabajadoras sexuales tienen capacidad de agencia limitada, como para todes nosotres, por la propia situación personal. Se aboga por la despenalización total del trabajo sexual ejercido de manera voluntaria por personas adultas, porque tengan los mismos derechos inherentes a cualquier otro trabajo y por la eliminación del estigma con el que cargan las personas que lo ejercen.

Dolores Juliano en su obra “La prostitución espejo oscuro” desdramatiza la prostitución y la muestra como una práctica entre otras posibles.

Según este planteamiento, la categoría “prostituta” sería una más de las de las identidades femeninas codificadas por el patriarcado para controlar la sexualidad de las mujeres.

En todas las culturas, el intercambio de servicios sexuales y/o reproductivos de las mujeres a cambio de recursos económicos ha sido una constante, ya sea mediante regalos, la dote o la manutención. La heterosexualidad obligatoria y el matrimonio permite a los hombres apropiarse individualmente de las mujeres y de su prole y a las mujeres obtener legitimidad social, convirtiéndose este mandato patriarcal en un elemento primordial de autovaloración femenina.

Para las mujeres que rompen la cadena de identidades legítimas, este orden patriarcal reserva la categoría ilegítima por excelencia: la puta, máximo castigo por trasgredir las normas patriarcales.


Lo que convierte en transgresoras – y por tanto ilegítimas -- a las mujeres prostitutas es la transparencia de la transacción.

Nuestro posicionamiento ante el trabajo sexual es el resultado de muchos años de estudio y debate compartido.

El que hayamos convocado una vez más unas jornadas de reflexión sobre este tema se debe a un nuevo intento por parte del gobierno de legislar sobre el trabajo sexual a espaldas de las personas que lo ejercen. Para no cometer ese mismo error, contamos hoy con la presencia de Violeta y Cumbre pertenecientes al colectivo FULGOR (Fulanes de Granada Organizades) y con la de Elena Arce Jiménez, doctora en Derecho por la Universidad de Málaga y especialista en migraciones, que aportarán un conocimiento acuerpado desde su propia experiencia.

Asamblea Feminista de Córdoba Yerbabuena 

21 de febrero de 2025